Ni 2012 ni hostias

En fin, qué os voy a contar. Al parecer el mundo se acaba en un tris. En tres años. No te jode. Como si el mundo, en realidad, pudiera acabarse así, sin más. Por arte y magia de jolibud. Por arte de birli birloque. ¿Alguien se cree eso? El mundo ya está acabado; solo hay que encender el televisor para darse cuenta. Empieza y acaba en el momento en el que uno, cargado de la razón kantiana, cree que va a acabar. Lo pienso y no lo creo. Sería realmente espectacular. En vez de morir por una crisis cardiaca, por una úlcera no detectada, por una arritmia en la senectud, por un jodido cáncer que te disminuye, en vez de todo eso, no, el mundo, la vida, concluye en el cataclismo exasperante del calendario Maya, que decidió que un día de diciembre de 2012, todo se jode en la penumbra de lo indescifrable. Bueno, pues que me pille pedo, fumado a ser posible, que al menos pueda reirme. Que te voy a contar que no sepas, si son las tres de la mañana y el sábado apunta en el technicolor de la abulía. Ni 2012, ni hostias. Me fumo un cigarro y espero ese 2012. Plano general. Travelling de mi vida en HD.

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